Siguiendo con la serie de VIM (sé que prometí que la siguiente sería de NERDTree, pero esto me pareció más útil para el que le haya gustado el post anterior y quiera instalar en Windows), hoy otra mini-entrada, esta vez sobre VIM en Windows. La versión en este caso que instalé se llama gVIM, y el enlace lo puedes encontrar al final de la entrada.
La pregunta del millón: ¿Tiene sentido VIM para Windows? Desde luego no será por alternativas: Notepad++, Webmatrix, Netbeans, el propio bloc de notas o incluso Visual Studio, aunque es otra herramienta que nos puede sacar de un apuro de manera sencilla.
Lo primero es descargar el programa e instalarlo, cosa que no tiene mayor complicación que seguir el asistente.
Posteriormente, al iniciarlo, nos encontraremos con el primer problema: es poco agradable, es decir, la fuente por defecto es bastante espantosa para los ojos, así que os recomiendo cambiarla por Consolas, la fuente por defecto de Visual Studio, que si no me equivoco forma parte del conjunto de fuentes por defecto de Windows. Para cambiar la fuente vamos a Editar / Seleccionar fuente…
El segundo problema surge cuando cerramos vim y lo volvemos a abrir, y se nos vuelven a quemar los ojos con la nueva fuente. Lo que ocurre es que no se han guardado las opciones de configuración, así que cambiamos la fuente y escribimos en la consola de comandos: :mkvimrc!
Esto genera un fichero llamado _vimrc que nosotros posteriormente deberemos copiar al directorio de instalación de Vim, normalmente situado en C:\Program Files(x86)\Vim, nos pedirá permisos de administración, que aceptamos y ya tenemos nuestra configuración y podemos empezar a trabajar.
Si no se me ocurre instalar Vim en otro dispositivo, hablaré de NERDTree, lo prometo