Este fin de semana he tenido la oportunidad de participar en un evento diferente orientado a profesionales de la industria del software en la ciudad de Pamplona, en Navarra, en el que se combinaban dos aproximaciones:
- Por una parte, una conferencia tradicional, en la que los ponentes y las sesiones se conocen de antemano.
- Por otra, un open space, en el que las sesiones se proponen, presentan y votan por parte de los asistentes.
Durante dos días, más de una centena de desarrolladores, ingenieros de software, programadores, agilitas, craftsmen, o profesionales de la industria, independientemente de la etiqueta que tengamos en nuestro lugar de trabajo o en nuestro CV, hemos debatido sobre la profesión, lo que nos motiva a hacer lo que hacemos, los problemas a los que nos enfrentamos y las soluciones a las que hemos llegado.
Con unas 40 sesiones entre open space y ponencias, la temática era muy variada, y pude tomar bastantes notas, entre otras cosas, sobre:
- Cómo con TDD podemos aprender a trabajar con un lenguaje como Elixir.
- Cuales son las responsabilidades del arquitecto del software, como todos somos arquitectos en cierta manera y cómo conectar con los responsables de negocio en nuestra empresa o nuestros clientes.
- Cómo algunos han conseguido llevar soluciones de entrega continua a sectores como la fabricación de vehículos.
- En qué aspectos de la experiencia de usuario deberíamos fijarnos, como mínimo, a la hora de desarrollar sistemas de información en general e interfaces de usuario en particular.
- Cómo aprender a enseñar, de qué maneras podemos ayudar, especialmente a los que están empezando, a que entiendan y usen buenas prácticas desde el principio.
- Por qué perdemos la motivación por la comunidad o por mejorar como profesionales, y cómo podemos recuperarla.
- Cómo nos organizamos, tanto profesionalmente en el caso de ser freelance como personalmente.
- Qué libros, charlas o eventos, han influido en nuestra manera de trabajar, nos han enseñado nuevas maneras de ver problemas o nos han inspirado.
Tuve además, la oportunidad de facilitar dos debates, algo que supuso otra experiencia nueva para mí por la cantidad de conversaciones que surgen, cómo se ramifican los temas y la necesidad de ser capaces de reconducir la conversación cuando se aleja demasiado del objetivo del debate.
El formato del evento y los tiempos, con descansos entre todas las sesiones, permitían un amplio margen para conversaciones informales, y eso invitaba a acercarte e iniciar una conversación con gente con quien tal vez no habrías interactuado en una conferencia “tradicional”, ya sea por la cantidad de asistentes como por esa separación entre “ponente” y “asistente”.
De manera paralela, como no solamente de software vive el craftsman, el segundo día por la mañana el tiempo me dio un respiro, me puse mis zapatillas y salí a correr un par de millas alrededor de la ciudad, algo que estoy intentando convertir en una tradición cuando voy a un evento.
Para mí fue toda una experiencia, el viernes comenzó en una sala donde, salvo excepciones, estaba rodeado de desconocidos, y vuelvo el domingo sintiéndome parte de otra comunidad, con muchísima gente que se enfrenta a un montón de problemas interesantes y con quien he compartido experiencias con una cerveza, un café, una copa de vino y algo de comer.
Desde mi humilde blog, no quería perder la oportunidad de agradecer:
- A la organización por el impagable trabajo que han hecho a lo largo de todos estos meses desde que se convoca hasta que sucede.
- A todos con los que compartí experiencias, de los que aprendí trucos, y que escucharon mis batallitas,
- Finalmente a mi familia, por entender la importancia de participar en estos eventos.
Nos vemos en la siguiente!