Acaba de empezar diciembre, este mes cerramos año y década, y me ha parecido una buena ocasión para compartir con vosotros una breve reflexión.
En los más de 10 años que llevo escribiendo este blog, he visto empresas y productos desaparecer, paradigmas tecnológicos que iban a revolucionar las cosas que luego no han revolucionado tanto, lenguajes, herramientas, métodos, y utilidades para aburrir, todo esto son, dicho de una manera simple, cosas, en las que personalmente he invertido mucho tiempo, y aunque he aprendido mucho por el camino, no dejan de ser cosas.
Por otra parte, he podido podido compartir experiencias por videoconferencia y escenarios con grandes profesionales a los que admiro mucho, he descubierto el formato open space y superar el miedo a salir a proponer temas para discutir, que a veces saliera, y a veces no, aprender de la experiencia de los demás, aportar un poco siempre que se pudiera y escuchar mucho rodeado de gente. Personas que van un paso más allá para compartir lo que saben, muchas veces de manera altruista y de su propio bolsillo. Estas experiencias me han enseñado mucho, pero más importante, he podido conocer a gente excepcional.
Estas situaciones en cierta manera contrastan con el día a día de nuestra profesión, que en ocasiones requiere y exige que nos pasemos largas horas en la soledad de nuestra pantalla, nuestro IDE, y aunque tenemos cientos de maneras de distraernos y perder el foco, no deja de ser un momento de soledad. El estrés y la ansiedad causados por el día a día del trabajo no hacen más que incrementar esta soledad, ya que nos vemos pasando más tiempo en la pantalla, más tiempo alejados de la gente y para colmo, expuestos a las redes sociales que nos recuerdan de manera constante todo lo que nos estamos perdiendo.
Esa gente, que es nuestra familia, nuestros amigos, nuestros compañeros del trabajo, los miembros de la comunidad a la que pertenecemos, los colegas de la facultad, la gente con la que entrenamos, etc., es importante. Son ellos los que nos sacan del pozo cuando el trabajo se complica, y los proyectos se atragantan, y son ellos los que están allí si las cosas van mal en el terreno personal.
Siempre tendremos trabajo, siempre será urgente, y siempre será lo más importante, y muchas veces será diferente, sin embargo, y es algo que todos experimentaremos según pasa la vida, esa gente a la que importamos, nos importa y nos apoya no va a estar para siempre, y de hecho nos queda mucho menos tiempo con ellos del que creemos.
Por ello, en estos últimos días de la década de los 2010, me gustaría que todos nos alejáramos un poco de las pantallas, de la soledad de nuestros proyectos, pongamos el móvil en no molestar y les dediquemos un poco más de tiempo a esas personas que nos soportan, que nos apoyan y que nos ayudan a avanzar, y estemos allí para ellos con una sonrisa, los brazos abiertos y voluntad de escuchar.
Espero volver a veros por aquí después del 25 de diciembre para compartir con vosotros mi resumen anual, y tal vez algo con más contenido técnico :)
Feliz Navidad.