Mi experiencia Códice Software

El pasado 20 de septiembre fue mi último día como empleado de Códice Software. Durante poco más de un año he podido compartir y aprender del equipo, buenos programadores, excelentes ingenieros y ante todo, buena gente.

La acogida en la cuidad de Zorrilla y Delibes fue rápida, mientras me ponía al día con temas de estudio (PlasticSCM en particular, y controles de versiones en general), podía acudir a las reuniones diarias de SCRUM, en las que cada miembro del equipo contaba qué había hecho desde la última reunión, y con qué seguiría. Servía además para resolver dudas y problemas, ya que estaba todo (o casi todo) el equipo presente.

Éramos unos 15 en el equipo técnico (puedes vernos a casi todos en la página de team), y estábamos ahí desde las 9-10AM hasta las 6:30PM++ (existe la teoría no demostrada de que algunos no se iban a casa, voluntariamente). Como el edificio tenía comedor, llevábamos todos nuestro tupper y discutíamos sobre temas tan variados como cine (de terror), ventajas y desventajas del glutamato monosódico, programas como «quien quiere casarse con mi hijo», y diferencias estructurales entre termoplásticos y termoestables, entre otras tantas:

plasticscm-team

Una de las cosas que piensas cuando te incorporas a una empresa que lleva 8 años, es que está todo hecho, pero no, siempre hay algo que mejorar, que optimizar y que corregir, además de funcionalidades nuevas.

Tras la formación inicial, aprender que lo que sabes sobre escribir código es solamente la mitad de la ecuación, lecturas obligatorias como Clean Code o Code Complete, y muchísimas revisiones de código (todo el código se revisaba) me ayudaron a escribir algo comprensible por mí, y por el resto del equipo, algunas revisiones eran de tirar y volver a empezar, otras tenían ciertos matices (revisa el algoritmo que no es eficiente) y otras, meramente de estilo.

Tras algunas tareas simples empezaron las cosas complicadas, temas como gitsync o semantic merge han sido proyectos que he podido ver en profundidad, y trabajar codo a codo con los desarrolladores más senior, como Ruben, Daniel, Jesus, Borja, y Violeta (más junior, pero también me ha sufrido) que han aguantado mis errores de novato continuamente.

Una de las cosas más interesantes, es que nosotros eramos los primeros clientes tanto de PlasticSCM como de semantic merge, usando a diario las versiones recién sacadas del horno por Luis, nuestro Release Manager. Esto nos permitía encontrar fallos antes que nadie Usábamos las versiones antes de que fueran públicas, así que podíamos usar ******** y ******* que aún no se han anunciado (casi se me escapa, pero no!, el número de asteriscos es aleatorio).

He comentado que todas las tareas se revisaban, pero es que además se validaban por otro miembro del equipo, habitualmente alguien ajeno a la característica implementada, o directamente Manu o Carlos, la infantería (soporte).

Si con eso no fuera suficiente, además usamos Bamboo como sistema de integración continua, y una batería de varios cientos de tests, tanto unitarios, de integración, gráficos, de instalación, etc… Que permitían a Luis, cuando falla alguno por culpa de tu tarea, levantarse de su silla y darte la colleja personalmente. Esto nos garantizaba que cuando una tarea estuviera cerrada, no hubiera sorpresas a la hora de hacer la integración.

Aparte de los chicos de soporte, y de nuestro Release Manager, el resto del equipo (en ingeniería) nos dividíamos entre frontend, backend, plugins, diseño, testing y QA, marketing y devops, digo nos dividíamos porque a todos nos ha tocado alguna de las tareas de esos campos, no teniendo un rol fijo en la compañía. Además teníamos a Sara, nuestra contable, y a Francisco, nuestro CEO, que se ocupaban más de la parte de negocio.

Siempre hubo tiempo para cenas con el Ilustre Colegio de Ingenieros en Informática en Castilla y León, la entrega del premio al mejor proyecto de fin de carrera para Myriam, otro miembro del equipo, o salir de pinchos por lugares tan míticos como Los Zagales de la Abadía, o el Jero, así como conciertos de Dani, otro miembro del equipo que toca en un grupo llamado Sharon Bates.

La despedida fue, como no podía ser de otra manera, memorable, unos pinchos en el Jero, una comida en El yugo de castilla (últimamente famoso por el paso de Alberto Chicote en el programa «Pesadilla en la Cocina») y un regalo inolvidable, una copia firmada y dedicada por todos los miembros del equipo de The Pragmatic Programmer.

2013-09-19 15.39.28

Ha sido una experiencia inolvidable chicos, os echaré de menos.

Autor: Roberto Luis Bisbé

Software Developer, Computer Engineer

4 opiniones en “Mi experiencia Códice Software”

  1. Creo que deberías poner en negrita lo del programa de «CoriNtia» que también impactó mucho a la mayoría del equipo! :D

    Eres un crack «Robe», da mucha caña a tus nuevos compañeros!! :P

  2. Echo de menos echarte broncas por no haber cerrado bien una tarea… :(

    Espero que te vaya bien, Robe, ¡cuídate mucho!

    1. Bueno, siempre me quedará Dani, que también me las lía majas; mira, acabo de reabrirle una por no replicar la rama al servidor central. Un clásico.

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