0x20, un bit más a la izquierda

Esta semana celebramos en casa que la tierra daba una vuelta más alrededor del sol poniendo como referencia mi fecha de nacimiento, vamos, celebramos mi cumpleaños. Este año es especial, y el geek en mí no podía desaprovechar la ocasión para dedicarle un artículo al número 32.

El número 32, además de representarse como 0x20 en hexadecimal, lo puedes ver representado como 0b100000 en binario, lo que significa que paso a necesitar 6 bits para representar mi edad. Desde un punto de vista romántico se puede considerar un cambio de era, en el que cada día tiene más peso, donde todo ocupa más, y donde el impacto de nuestras acciones es más grande.

Desde un punto de vista práctico, son pocas las ocasiones en las que la edad es un valor almacenado en vez de un valor calculado y, a la hora de representarlo por pantalla, el número 32 necesita exactamente el mismo numero de bits para representarse que el número 31: 16, tanto en las codificaciones ASCII como UTF8.

Hablando de bits, el paso a 32 bits marcó un salto en los sistemas operativos y aplicaciones, me acompañó en mi infancia y parte de mi juventud. Mi historia sería completamente diferente sin haber descubierto Windows 95 allá por el año 1997 o sin Windows XP, con sus estilos azules y verdes que me cautivaron allá por 2002.

Los 32 bits fueron también una fuente de frustración ya que, hasta la llegada de los procesadores de 64 bits en ordenadores personales que inaugurarían la era de amd64, el límite teórico de memoria RAM que podía gestionar un procesador de 32 bits era de 4GB. En la práctica, Windows XP no era capaz de “ver” más de 3.25 GB.

Entre los años 2001 y 2008, antes de aprender qué era un lenguaje de programación, desarrollé cierta fascinación por las máquinas virtuales y la posibilidad de ejecutar múltiples sistemas operativos uno dentro de otro, algo que con 3GB de RAM era divertido a la vez que lento, aunque guardo buenos recuerdos de aquella etapa.

En general los 32 bits me han ido acompañando durante muchos años, y de hecho, 27 años después, el desarrollo de aplicaciones nativas para Windows sigue siendo conocido como “Win32”, y es un área en la que últimamente paso más tiempo de manera profesional, saltando constantemente entre los 32 y 64 bits.

Y pasando de bits a bytes, eran 32 MegaBytes de potencia gráfica los que daban vida a la tarjeta ATI Mobility Radeon 9550 que pintaba colores en la pantalla de mi iBook G4 de 14 pulgadas. En el año 2005 se convirtió en mi primer portátil y representó la oportunidad de usar un ordenador más allá de la mesa de mi habitación, abriendo la puerta a poder llevarme mi aprendizaje en el mundo de la informática allá donde fuera.

El ciclo imparable de tecnología que se dio entre 2000 y 2010 hizo ese portátil llegara a mis manos meses antes de que Apple anunciara su transición hacia Intel, y pude ver en directo los efectos de esa migración, cómo las aplicaciones dejaban de ser compatibles hasta el punto de que el sistema operativo dejó de recibir actualizaciones. Eso no impidió que pudiera disfrutar durante muchos años de un ordenador cuyos 32 MB de RAM permitían jugar a juegos como Quake 3 a toda velocidad.

Las potencias de 2 son la base en las que la informática se construye, y hasta que los ordenadores cuánticos sean la nueva realidad, el mundo seguirá funcionando en bloques de unos y ceros, y números como el 32 seguirán siendo importantes, seguirán abriendo puertas y generar nuevos mundos.

Si vamos a la siguiente escala, 32 GB ya se queda corto para un teléfono de alta gama, es habitual contar con tarjetas de memoria de esa capacidad en cámaras réflex, y sigue siendo un salto en cuanto a memoria RAM para ordenadores, especialmente portátiles.

Tal vez, dentro de 32 años pueda compartir contigo, querido lector, todo lo que se puede hacer con un bit más de tamaño. Hasta entonces, gracias por leer y por dar el salto conmigo a esta nueva era, un bit más a la izquierda.

Autor: Roberto Luis Bisbé

Software Developer, Computer Engineer

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